crítica
“Rara vez se encuentra en el Club Ibérico obras sudamericanas que llaman la atención como los cuadros de alcance mundial de Oswaldo Viteri de Ecuador. Aquí, realmente se ha encontrado el camino que conduce al arte presente, el mismo que está determinando un alcance mundial con una tendencia americano europea, sin sacrificar el medio ambiente.
Si se quisiera analizar el alcance mundial, que a pesar de sus elementos contrapuestos forman una unidad, se debería indicar que se trata de una estructura pictórica abstracta impresionista, que reúne la herencia de la cultura industrial de occidente en la pintura, en donde se destacan por otra parte los elementos textiles que Viteri da su propio arreglo y que recoge la herencia de la cultura nativa sudamericana.
Lo último se divide en tres factores: en fragmentos textiles de una cultura agraria, en las “reliquias” de una cultura sacro – barroca en la cual se refleja la herencia religiosa del conquistador español; y luego, sobre todo, los elementos de composición provocativos de las incontables pequeñas muñecas fabricadas por los nativos. En el cuadro, la imaginación de la cultura humana es el único miembro de un grupo.
En el arte moderno se han dado frecuentemente retrocesos al origen de la humanidad, lo “primitivo” en el desarrollo de la civilización del hombre. No solamente es extraordinario, que aquí las pequeñas muñecas de trapo están integradas en el cuadro, sino la manera y forma como él ordena juguetes de una manera estricta, forman hileras, o cubren superficies completas en un ordenamiento paralelo, como él deja crear arreglos de colorido cubiertos con polvo de la descomposición y solamente en el centro el grupo resplandeciente en forma de cuadro.
El grupo resplandeciente y el más gris? Las tendencias son claras, en todas partes resalta la nostalgia hacia un carácter naif de una cultura mundial.
Marcada emoción de agresión se ve sobre todo en aquellos cuadros en los cuales, por una parte, el poder de lo sacro y por otro lado el poder del paisaje le deja al hombre casi en un papel perdido, que se enfrenta con el espacio infinito de la naturaleza y lo sobre natural”.
Annelie Pohlen
Bonn, Alemania federal 1980