crítica

 

“Mi opinión personal es que en el complejo y no suficientemente conocido panorama de la pintura ecuatoriana contemporánea, Oswaldo Viteri constituye en unión de los ancianos Rendón y Crespo y de los artistas en plena madurez, Tábara y Guayasamín, el máximo quinteto de la plástica ecuatoriana actual. Es además más original y variado que cualquiera de los otros cuatro. En varios viajes a Ecuador he tenido la ocasión de estudiar detenidamente su obra y he escrito a menudo sobre ella y he presentado algunas de sus exposiciones en Iberoamérica y en Europa. Domina a la perfección su oficio y hay en todo cuanto realiza una adecuación enteramente idónea entre procedimiento, factura, ritmo e imagen. Precisamente, la soltura de sus ritmos no necesariamente lineales y su euritmia, constituyen uno de los elementos compositivos y expresivos más importantes en la labor de Viteri como pintor, como escultopintor y como escultor. Cada etapa suya surge sin solución de continuidad a partir de la precedente, lo que prueba la coherencia de su evolución. Una vez resuelto el problema, lo abandona y se plantea otro nuevo, pero sin abandonar aquellos en los que sigue habiendo un camino abierto. En su más conocida etapa (la que incorpora muñecos populares en aglomeraciones muy emotivas a la base pintada de sus cuadros) hay una síntesis sin precedentes entre la herencia del arte popular americano de los tiempos virreinales (sobre todo el del siglo XVII) y la más avanzada pintura abstracta de inspiración concretista. La calidad de su ejecución es comparable a la de los grandes maestros de la materia del tipo de Tapies o Fautrier, pero con menos densidad y menos elementos gestuales”.

Carlos Arean

Miembro Numerario de la Asociación de Críticos de Arte”

Ex Director – Fundador del Museo de Arte Contemporáneo de Madrid, España 1981