crítica

 

“Pinturas y dibujos cargados de símbolos, comprometidos con la vida, construidos de sueños. El mundo de Viteri responde a causas íntimas y no siempre de placentera recreación, sus estructuras edificatorias son viscerales, de nervio y sangre. El lenguaje se hace esotérico a placer, se convierte en signo de grupo, se dirige a un clan familiar, aunque su voz tenga, como aquí se ve, resonancias universales”.

Diario “Informaciones”, Madrid, octubre 30, 1969